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La página de Francisco

Mensaje del Papa Francisco en la Jornada de los Pobres 2022 (Pincha para leer)
El papa Francisco invita a “compartir lo poco que tenemos con quienes no tienen nada, para que ninguno sufra”
- El papa Francisco lanza un llamamiento a la solidaridad en medio de un mundo herido por la violencia y la guerra.
- La caridad “no es una obligación sino un signo del amor, tal como lo ha testimoniado el mismo Jesús”.
- “El mensaje de Jesús nos muestra el camino y nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya, que nos libera y nos hace felices”.
Con motivo de la celebración, el domingo 13 de noviembre, de la VI Jornada Mundial de los Pobres, la Conferencia Episcopal Española y Cáritas suman de nuevo sus esfuerzos para movilizar a las comunidades cristianas y a toda la sociedad en los objetivos de esta cita anual convocada por el papa Francisco.
La idea de impulsar esta Jornada surgió el 13 de noviembre de 2016, durante el cierre del Año de la Misericordia y cuando en la Basílica de San Pedro el Santo Padre celebraba el Jubileo dedicado a las personas marginadas. Al finalizar la homilía, y de manera espontánea, Francisco expresó un deseo: «quisiera que hoy fuera la Jornada de los Pobres».
En esta sexta edición, bajo el lema “Jesucristo se hizo pobre por vosotros”, Francisco lanza un llamamiento a la solidaridad en medio de un mundo herido por la violencia y la guerra. Frente a los millones de refugiados de los diferentes conflictos en Oriente Medio, África Central y ahora Ucrania, el Santo Padre invita a “compartir lo poco que tenemos con quienes no tienen nada, para que ninguno sufra”.
El patrimonio de seguridad y estabilidad alcanzado por algunos países gracias a la iniciativa privada y a leyes que han apoyado el crecimiento económico puede ahora, según Francisco, “ser compartido con aquellos que se han visto obligados a abandonar su hogar y su país para salvarse y sobrevivir”. “Como miembros de la sociedad civil, mantengamos vivo el llamado a los valores de libertad, responsabilidad, fraternidad y solidaridad”, añade.
El papa recuerda que la caridad “no es una obligación sino un signo del amor, tal como lo ha testimoniado el mismo Jesús”. “La generosidad hacia los pobres encuentra su motivación más fuerte en la elección del Hijo de Dios que quiso hacerse pobre Él mismo”, señala.
Francisco subraya que la “experiencia de debilidad y limitación que hemos vivido en los últimos años y ahora la tragedia de la guerra” nos debe “enseñar que no estamos en el mundo para sobrevivir, sino para que a todos se les permita tener una vida digna y feliz”. “El mensaje de Jesús nos muestra el camino y nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya, que nos libera y nos hace felices”.
Por ello, Francisco recuerda en esta VI Jornada Mundial que es necesario “hacer un esfuerzo para que a nadie le falte lo necesario”. “No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído”.
Con objeto de animar la celebración de esta Jornada, la CEE y Cáritas han preparado diversos materiales, que están disponibles en un espacio digital creado ad hoc, para su utilización por parte de todas las Diócesis, parroquias, comunidades, movimientos, asociaciones e instituciones de la Iglesia.
Esta convocatoria es una nueva oportunidad para reflexionar sobre cómo dar una respuesta adecuada que lleve alivio y paz a tantas personas, dejadas a merced de la incertidumbre y la precariedad. Con ese objetivo, los promotores de la Jornada proponen como gesto “concretar en un manifiesto o credo cómo podemos hacernos pobres en comunidad para llevar vida en abundancia a otros”.
Como se explica en los materiales de animación de la Jornada, la respuesta al lema de esta edición -“Jesucristo se hizo pobre por ustedes”- implica:
- dar una respuesta personal y comunitaria, pues «mientras más crece el sentido de comunidad y de comunión como estilo de vida, mayormente se desarrolla la solidaridad».
- ser comunidad de vida y de bienes, en la que «el amor recíproco nos hace llevar las cargas los unos de los otros para que nadie quede abandonado o excluido», compartiendo lo que tenemos con los que no tienen nada, pero acogiendo, al mismo tiempo, lo que nos puedan aportar: su trabajo, su pensamiento, su forma de hacer y de entender la vida.
- ser comunidad de acción porque “la preocupación por los pobres y por la justicia social» es “un compromiso que nos afecta a todos” y, por tanto, “nadie puede sentirse exceptuado”.
- Acceder al Mensaje del papa Francisco
SELECCIÓN TEXTOS PAPA FRANCISCO SOBRE SENTIDO DE TRABAJO
“Los sindicatos y movimientos de trabajadores por vocación deben ser expertos en solidaridad. Pero para aportar al desarrollo solidario, les ruego se cuiden de tres tentaciones. La primera, la del individualismo colectivista, es decir, de proteger sólo los intereses de sus representados, ignorando al resto de los pobres, marginados y excluidos del sistema. Se necesita invertir en una solidaridad que trascienda las murallas de sus asociaciones, que proteja los derechos de los trabajadores, pero sobre todo de aquellos cuyos derechos ni siquiera son reconocidos. Sindicato es una palabra bella que proviene del griego dikein (hacer justicia), y syn (juntos). Por favor, hagan justicia juntos, pero en solidaridad con todos los marginados.”
Papa Francisco. Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales.
24 noviembre 2017
“Y el trabajo es lo que hace al hombre semejante a Dios, porque con el trabajo el hombre es un creador, es capaz de crear, de crear muchas cosas, incluso de crear una familia para seguir adelante. El hombre es un creador y crea con el trabajo. Esta es la vocación. Y dice la Biblia que «Dios vio lo que había hecho, y todo era algo muy bueno» (Gn 1,31). Es decir, el trabajo tiene en sí mismo una bondad y crea la armonía de las cosas —belleza, bondad— e involucra al hombre en todo: en su pensamiento, en su acción, en todo. El hombre está involucrado en el trabajo. Es la primera vocación del hombre: trabajar. Y esto le da dignidad al hombre. La dignidad que lo hace parecerse a Dios. La dignidad del trabajo”.
“Toda injusticia que se comete contra una persona que trabaja es un atropello a la dignidad humana, incluso a la dignidad del que comete la injusticia: se baja el nivel y se termina en esa tensión de dictador-esclavo. En cambio, la vocación que Dios nos da es muy hermosa: crear, re-crear, trabajar. Pero esto puede hacerse cuando las condiciones son justas y se respeta la dignidad de la persona”
Homilía «El trabajo es la vocación del hombre» Viernes, 1 de mayo de 2020
“Miremos otra vez más el nacimiento y observemos que Jesús al nacer está rodeado precisamente de los pequeños, de los pobres. Son los pastores. Eran los más humildes y fueron los que estuvieron más cerca del Señor. Lo encontraron porque «pasaban la noche en el campo cuidando sus rebaños y vigilando por turnos» (Lc 2,8). Estaban allí para trabajar, porque eran pobres y su vida no tenía horarios, sino que dependía de los rebaños. No podían vivir como y donde querían, sino que se regían en base a las exigencias de las ovejas que cuidaban. Y Jesús nace allí, cerca de ellos, cerca de los olvidados de las periferias. Viene donde la dignidad del hombre es puesta a prueba. Viene a ennoblecer a los excluidos y se revela sobre todo a ellos; no a personajes cultos e importantes, sino a gente pobre que trabajaba. Esta noche, Dios viene a colmar de dignidad la dureza del trabajo. Nos recuerda qué importante es dar dignidad al hombre con el trabajo, pero también dar dignidad al trabajo del hombre, porque el hombre es señor y no esclavo del trabajo. En el día de la Vida repitamos: ¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos por lograrlo.”
Homilía Misa de Nochebuena Basílica de San Pedro 24.12.2021
“El trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se trabaja siempre con o por alguien. En esta perspectiva marcadamente social, el trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso.
(…..) El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Por eso, «no debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal». Tenemos que unir las ideas y los esfuerzos para crear las condiciones e inventar soluciones, para que todo ser humano en edad de trabajar tenga la oportunidad de contribuir con su propio trabajo a la vida de la familia y de la sociedad.”
MENSAJE DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA
55 JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
1 DE ENERO DE 2022
Diálogo entre generaciones, educación y trabajo:
instrumentos para construir una paz duradera
1. «¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del mensajero que proclama la paz!» (Is 52,7).
Las palabras del profeta Isaías expresan el consuelo, el suspiro de alivio de un pueblo exiliado, agotado por la violencia y los abusos, expuesto a la indignidad y la muerte. El profeta Baruc se preguntaba al respecto: «¿Por qué, Israel, estás en una tierra de enemigos y envejeciste en un país extranjero? ¿Por qué te manchaste con cadáveres y te cuentas entre los que bajan a la fosa?» (3,10-11). Para este pueblo, la llegada del mensajero de la paz significaba la esperanza de un renacimiento de los escombros de la historia, el comienzo de un futuro prometedor.
Todavía hoy, el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de desarrollo integral [1],permanece desafortunadamente alejado de la vida real de muchos hombres y mujeres y, por tanto, de la familia humana, que está totalmente interconectada. A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario. Como en el tiempo de los antiguos profetas, el clamor de los pobres y de la tierra [2] sigue elevándose hoy, implorando justicia y paz.
En cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido. Existe, en efecto, una “arquitectura” de la paz, en la que intervienen las distintas instituciones de la sociedad, y existe un “artesanado” de la paz que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente. [3] Todos pueden colaborar en la construcción de un mundo más pacífico: partiendo del propio corazón y de las relaciones en la familia, en la sociedad y con el medioambiente, hasta las relaciones entre los pueblos y entre los Estados.
Aquí me gustaría proponer tres caminos para construir una paz duradera. En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyectos compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales para «la gestación de un pacto social» [4], sin el cual todo proyecto de paz es insustancial.
2. Diálogo entre generaciones para construir la paz
En un mundo todavía atenazado por las garras de la pandemia, que ha causado demasiados problemas, «algunos tratan de huir de la realidad refugiándose en mundos privados, y otros la enfrentan con violencia destructiva, pero entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones» [5].
Todo diálogo sincero, aunque no esté exento de una dialéctica justa y positiva, requiere siempre una confianza básica entre los interlocutores. Debemos recuperar esta confianza mutua. La actual crisis sanitaria ha aumentado en todos la sensación de soledad y el repliegue sobre uno mismo. La soledad de los mayores va acompañada en los jóvenes de un sentimiento de impotencia y de la falta de una idea común de futuro. Esta crisis es ciertamente dolorosa. Pero también puede hacer emerger lo mejor de las personas. De hecho, durante la pandemia hemos visto generosos ejemplos de compasión, colaboración y solidaridad en todo el mundo.
Dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos. Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida.
Aunque el desarrollo tecnológico y económico haya dividido a menudo a las generaciones, las crisis contemporáneas revelan la urgencia de que se alíen. Por un lado, los jóvenes necesitan la experiencia existencial, sapiencial y espiritual de los mayores; por el otro, los mayores necesitan el apoyo, el afecto, la creatividad y el dinamismo de los jóvenes.
Los grandes retos sociales y los procesos de construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―; tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida al otro, de no pretender ocupar todo el escenario persiguiendo los propios intereses inmediatos como si no hubiera pasado ni futuro. La crisis global que vivimos nos muestra que el encuentro y el diálogo entre generaciones es la fuerza propulsora de una política sana, que no se contenta con administrar la situación existente «con parches o soluciones rápidas» [6], sino que se ofrece como forma eminente de amor al otro [7], en la búsqueda de proyectos compartidos y sostenibles.
Si sabemos practicar este diálogo intergeneracional en medio de las dificultades, «podremos estar bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas. De ese modo, unidos, podremos aprender unos de otros» [8]. Sin raíces, ¿cómo podrían los árboles crecer y dar fruto?
Sólo hay que pensar en la cuestión del cuidado de nuestra casa común. De hecho, el propio medioambiente «es un préstamo que cada generación recibe y debe transmitir a la generación siguiente» [9]. Por ello, tenemos que apreciar y alentar a los numerosos jóvenes que se esfuerzan por un mundo más justo y atento a la salvaguarda de la creación, confiada a nuestro cuidado. Lo hacen con preocupación y entusiasmo y, sobre todo, con sentido de responsabilidad ante el urgente cambio de rumbo [10] que nos imponen las dificultades derivadas de la crisis ética y socio-ambiental actual [11].
Por otra parte, la oportunidad de construir juntos caminos hacia la paz no puede prescindir de la educación y el trabajo, lugares y contextos privilegiados para el diálogo intergeneracional. Es la educación la que proporciona la gramática para el diálogo entre las generaciones, y es en la experiencia del trabajo donde hombres y mujeres de diferentes generaciones se encuentran ayudándose mutuamente, intercambiando conocimientos, experiencias y habilidades para el bien común.
3. La instrucción y la educación como motores de la paz
El presupuesto para la instrucción y la educación, consideradas como un gasto más que como una inversión, ha disminuido significativamente a nivel mundial en los últimos años. Sin embargo, estas constituyen los principales vectores de un desarrollo humano integral: hacen a la persona más libre y responsable, y son indispensables para la defensa y la promoción de la paz. En otras palabras, la instrucción y la educación son las bases de una sociedad cohesionada, civil, capaz de generar esperanza, riqueza y progreso.
Los gastos militares, en cambio, han aumentado, superando el nivel registrado al final de la “guerra fría”, y parecen destinados a crecer de modo exorbitante [12].
Por tanto, es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos. Por otra parte, la búsqueda de un proceso real de desarme internacional no puede sino causar grandes beneficios al desarrollo de pueblos y naciones, liberando recursos financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros.
Me gustaría que la inversión en la educación estuviera acompañada por un compromiso más consistente orientado a promover la cultura del cuidado [13]. Esta cultura, frente a las fracturas de la sociedad y a la inercia de las instituciones, puede convertirse en el lenguaje común que rompa las barreras y construya puentes. «Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, la universitaria, la juvenil, la artística, la tecnológica, la cultura económica, la cultura de la familia y de los medios de comunicación» [14]. Por consiguiente, es necesario forjar un nuevo paradigma cultural a través de «un pacto educativo global para y con las generaciones más jóvenes, que involucre en la formación de personas maduras a las familias, comunidades, escuelas y universidades, instituciones, religiones, gobernantes, a toda la humanidad» [15]. Un pacto que promueva la educación a la ecología integral según un modelo cultural de paz, de desarrollo y de sostenibilidad, centrado en la fraternidad y en la alianza entre el ser humano y su entorno [16].
Invertir en la instrucción y en la educación de las jóvenes generaciones es el camino principal que las conduce, por medio de una preparación específica, a ocupar de manera provechosa un lugar adecuado en el mundo del trabajo [17].
4. Promover y asegurar el trabajo construye la paz
El trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se trabaja siempre con o por alguien. En esta perspectiva marcadamente social, el trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso.
La situación del mundo del trabajo, que ya estaba afrontando múltiples desafíos, se ha visto agravada por la pandemia de Covid-19. Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos. Asimismo, los jóvenes que se asoman al mercado profesional y los adultos que han caído en la desocupación afrontan actualmente perspectivas dramáticas.
El impacto de la crisis sobre la economía informal, que a menudo afecta a los trabajadores migrantes, ha sido particularmente devastador. A muchos de ellos las leyes nacionales no los reconocen, es como si no existieran. Tanto ellos como sus familias viven en condiciones muy precarias, expuestos a diversas formas de esclavitud y privados de un sistema de asistencia social que los proteja. A eso se agrega que actualmente sólo un tercio de la población mundial en edad laboral goza de un sistema de seguridad social, o puede beneficiarse de él sólo de manera restringida. La violencia y la criminalidad organizada aumentan en muchos países, sofocando la libertad y la dignidad de las personas, envenenando la economía e impidiendo que se fomente el bien común. La respuesta a esta situación sólo puede venir a través de una mayor oferta de las oportunidades de trabajo digno.
El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Por eso, «no debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal» [18]. Tenemos que unir las ideas y los esfuerzos para crear las condiciones e inventar soluciones, para que todo ser humano en edad de trabajar tenga la oportunidad de contribuir con su propio trabajo a la vida de la familia y de la sociedad.
Es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación. Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único principio rector.
En esta perspectiva hay que estimular, acoger y sostener las iniciativas que instan a las empresas al respeto de los derechos humanos fundamentales de las trabajadoras y los trabajadores, sensibilizando en ese sentido no sólo a las instituciones, sino también a los consumidores, a la sociedad civil y a las realidades empresariales. Estas últimas, cuanto más conscientes son de su función social, más se convierten en lugares en los que se ejercita la dignidad humana, participando así a su vez en la construcción de la paz. En este aspecto la política está llamada a desempeñar un rol activo, promoviendo un justo equilibrio entre la libertad económica y la justicia social. Y todos aquellos que actúan en este campo, comenzando por los trabajadores y los empresarios católicos, pueden encontrar orientaciones seguras en la doctrina social de la Iglesia.
Queridos hermanos y hermanas: Mientras intentamos unir los esfuerzos para salir de la pandemia, quisiera renovar mi agradecimiento a cuantos se han comprometido y continúan dedicándose con generosidad y responsabilidad a garantizar la instrucción, la seguridad y la tutela de los derechos, para ofrecer la atención médica, para facilitar el encuentro entre familiares y enfermos, para brindar ayuda económica a las personas indigentes o que han perdido el trabajo. Aseguro mi recuerdo en la oración por todas las víctimas y sus familias.
A los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hago un llamamiento para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo. Que sean cada vez más numerosos quienes, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz. Y que siempre los preceda y acompañe la bendición del Dios de la paz.
Vaticano, 8 de diciembre de 2021
Francisco
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[1] Cf. Carta enc. Populorum progressio (26 marzo 1967), 76ss.
[2] Cf. Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 49 .
[3] Cf. Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 231.
[8] Exhort. ap. postsin. Christus vivit (25 marzo 2019), 199.
[9] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 159.
[12] Cf. Mensaje a los participantes en el 4º Foro de París sobre la paz, 11-13 noviembre 2021.
[13] Cf. Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 231; Mensaje para la LIV Jornada Mundial de la Paz. La cultura del cuidado como camino de paz (8 diciembre 2020).
[14] Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 199.
[15] Videomensaje con ocasión del Encuentro “Global Compact on Education. Together to Look Beyond” (15 octubre 2020).
[16] Cf. Videomensaje con ocasión de la Cumbre virtual de alto nivel sobre retos climáticos (12 diciembre 2020).
[17] Cf. S. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens (14 septiembre 1981), 18.
[18] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 128
1º de Mayo


Primero de Mayo #AhoramásquenuncaTrabajoDecente
Manifiesto de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.
Las entidades de inspiración católica que promueven la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) celebran, por cuarto año consecutivo, el Día Internacional del trabajo y la solemnidad de san José obrero, patrono de los trabajadores y las trabajadoras1, en un año extraordinariamente marcado por el grave impacto de la pandemia en el conjunto de la sociedad y en el mundo del trabajo, cuyos efectos han sido especialmente acentuados en las personas más vulnerables.
Esta crisis ha puesto de relieve la necesidad de un cambio de sistema productivo, basado en trabajos que aporten valor, sujetos de unas condiciones laborales dignas, y donde las personas estén en el centro.
Sabemos que Jesucristo aprendió de san José “el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo”; y que aquella familia de Nazaret tuvo que afrontar, en su migración por Egipto, “la necesidad de comer, de encontrar una casa, un trabajo”.2
ITD quiere subrayar, en este tiempo, la importancia del trabajo como actividad humana que acrecienta la dignidad de cada persona y de sus familias. Con el trabajo cuidamos al conjunto de la sociedad y al planeta. Además, con el trabajo participamos en nuestra propia humanización, en la sostenibilidad de la Creación y en el “advenimiento del Reino”. (Ibidem)
El impacto de la pandemia ha acelerado los procesos que debilitan el derecho al trabajo, y empobrecen, precarizan y descartan a millones de trabajadoras y trabajadores, principalmente mujeres y jóvenes. Ello provoca que el acceso a un puesto laboral digno, tras muchos años dedicados al estudio y a la especialización en un ámbito profesional, sea hoy casi un lujo que pocas y pocos jóvenes se pueden permitir. Que el trabajo esté en riesgo supone que el pacto social entre en crisis y, con ello, la propia democracia.
Se han destruido miles de empleos y muchos de los ERTE se han resuelto, finalmente, en despidos. Los empleos considerados esenciales –muchas veces ejercidos en condiciones precarias, tanto a nivel laboral como de protección sanitaria—, no se han visto reconocidos en una mejora de sus condiciones. Y las medidas de protección social diseñada para paliar los efectos de la crisis no ha llegado a las personas que más lo necesitan, como tampoco ha sucedido con el subsidio temporal previsto para las trabajadoras del hogar o el ingreso mínimo vital. Además, la pobreza se dispara entre la población migrante en situación administrativa irregular, donde el desempleo y la economía informal son mayoritarios, sin posibilidad de acceso al sistema de protección.
En ese sentido, creemos oportuno destacar que es fundamental una política que promueva la fraternidad y permita la amistad social al servicio del bien común. De ahí que en este Primero de Mayo “el gran tema es el trabajo”, una dimensión esencial para promover “el bien del pueblo”3 y el acceso a una vida digna en una sociedad más decente. Instamos, ahora más que nunca, a adoptar las medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las personas, con condiciones que permitan mantener una vida digna y una protección social que llegue a todas las personas que lo necesitan.
Por eso, en este Primero de Mayo, ITD reclama:
- Redefinir la idea del trabajo como actividad humana y configurar nuevas políticas –los cuidados, la reducción de la jornada laboral, etc.— que aseguren a cada persona trabajadora “alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo” a la construcción del bien común.
- Potenciar el trabajo con derechos, seguro, “libre, creativo, participativo y solidario” (EG 192) en cualquier relación laboral y para todas las personas, sin distinción de edad, sexo o procedencia.
- Garantizar el acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan trabajar o que sus condiciones laborales no les permitan llegar “a fin de mes”.
- Lograr el reconocimiento social y laboral de los empleos esenciales para la vida, con unas condiciones laborales dignas.
- Promover un diálogo con toda la comunidad política, sociedad e instituciones para configurar un nuevo contrato social basado en la centralidad de la persona, el trabajo decente y el cuidado del planeta.
- Impulsar la incorporación de la juventud al mercado laboral en una sociedad golpeada por una crisis sanitaria social y económica creando oportunidades reales de acceso al trabajo digno.
Convocamos a todas las comunidades cristianas a unirnos, asegurando las medidas sanitarias, en la celebración, la lucha y la oración de este 1º de Mayo. Os invitamos a participar en cuantas acciones puedan hacer visible estas reclamaciones. Y con el papa Francisco, imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a decir: Ahora más nunca: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo decente!
Notas
1 Cfr. Pio XII 1955
2 Cfr. Patris Corde
3 Fratelli tutti 162
Jornada del 1º de Mayo.
Hacemos memoria de personas, a través de titulares de prensa en un año (28abril-2020 a 28 abril 2021).
Memoria: Memoria de de Noticias…
Memoria de trabajos…
Memoria de accidentes…
Memoria de fábricas-empresas….
Memoria de colectivos…
Memoria de pueblos…
Memoria de Familias…
Memoria de personas…
Memoria… de Sufrientes!
Memoria… de Víctimas!
Memoria…
Tu-nuestra memoria.
Te invito en 4 minutos a recorrer las noticias, realidades de trabajo, dolor de personas-familias… para cambiar, transformar, para la vida.
Hoy es un dia…. de apostar por la vida.
Hoy es un dia para apoyar y solidarizarnos.
Un Dia para seguir trabando
Un dia para orar:
Señor Jesús, te ofrecemos todo el día, nuestros trabajos, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas. …
/… Que los militantes que sufren desaliento, permanezcan en tu Amor.
Y que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz.
María madre de los pobres. Ruega por nosotros.
Orando en casa

Con los años vamos viendo cómo las “imágenes”, con frecuencia, impiden captar la experiencia profunda. Me acuerdo de aquel “cuando el sabio apunta con el dedo la luna el necio se queda mirando al dedo”. Esta fiesta se presta a algo de esto: “se va, sube al cielo y nos deja tirados” (¿qué?).
Busco ahora un espacio y un tiempo tranquilos no para “evadirme del mundo” sino para poder leer mejor la vida y percibir en ella los rumores del Espíritu. ¿No nos dicen que lo esencial es invisible a los ojos? Necesitamos estar atentos al corazón, y así a los susurros de la vida que nos hablan de la bondad que la riega, y a los gritos de los que sufren.
+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
+ Quiero acoger al Espíritu Santo, de quien el Señor nos dijo: “a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho”.

Hoy nuestro corazón salta de júbilo, Dios Padre nuestro,
Danos, Señor, espíritu de sabiduría, ilumina nuestros ojos para que comprendamos cuál es la esperanza que rezuma esta fiesta
y no descuidemos la tarea que él nos confió:
anunciar a todos la buena nueva de tu amor, de nuestra liberación
Que la escucha y contemplación de la Palabra, animada por Tu Espíritu me ayude a ello.
+ Conclusión del santo Evangelio según San Mateo 28, 16‑20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».
Para nosotros la Ascensión es al mismo tiempo una buena noticia y un compromiso. * Buena noticia porque nos ayuda a comprender mejor quién es Jesu-Cristo, el Señor, el que pateó Galilea, y la esperanza a la que hemos sido llamados * y junto a ello la misión, el compromiso: una llamada a ser testigos del Evangelio. Nos adentramos con calma en la Palabra, dejamos que nos penetre, nos riegue:
- ¿Qué dice el texto?
Los once: una comunidad herida, falta uno.
En Galilea, donde se movieron con Jesús escuchando su palabra y viendo su vida, su actuar.
En el monte: espacio que en Mateo nos recuerda lugares de la presencia de Dios… desde el Horeb, con Moisés, hasta el Tabor o el monte de las bienaventuranzas, o el Calvario.
“Se postraron pero algunos dudaron”.
Es el Señor quien “se acerca”, les habla y confía la tarea a esa comunidad herida (no enseñar doctrinas) sino “hacer discípulos”, seguidores, bautizados.
Y una promesa: Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”
- ¿Qué me/nos dice el texto?
¿Con respecto a Jesús… y su ascensión “a la derecha del Padre”?
¿Con respecto a su relación con nosotros, con su Iglesia también herida… y llamada a ser una “Iglesia en salida”… y con respecto a cada uno de nosotros? ¿Cómo valoro el hecho de que Jesús “deje en nuestras manos” la misión de ser sus testigos? ¿Cómo vivo, valoro la promesa de Jesús…? En el evangelio de Mateo veo que comienza con Jesús “el Enmanuel” = Dios con nosotros… y termina “estaré todos los días con vosotros”. ¿Mi corazón se siente afectado por esta realidad?
Por otra parte: ¿Caigo en la cuenta de que se me dice que aunque la fidelidad del discípulo falle con demasiada frecuencia, la fidelidad de Dios nunca le fallará a él?; por eso el camino de la comunidad y de todo discípulo de Jesús resucitado está siempre abierto a nuevas perspectivas.
- ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
¿Qué me está alegrando el corazón en estos momentos? ¿Le doy gracias
por ello? ¿Le pido Espíritu para llevar adelante lo que la palabra está haciendo bullir mi corazón? ¿Y para llevar adelante la misión? Y ¿le pido por mis compañeros y compañeras… por mi parroquia… por mi Iglesia… para que estas palabras sean su alimento y su guía? Quizás tenga que pedir perdón porque me quedo (nos quedamos) demasiadas veces “mirando al cielo” como extasiados.. pero si que esta mirada que habla de futuro nos lleve a mirar la tierra y allí ir haciendo lo que esperamos.
Toma prestada esta oración: Oh Dios, al celebrar que tu Hijo asciende a los cielos, es glorificado a tu derecha, concédenos, según su promesa, que nos conforte saber que permanece siempre con nosotros mientras caminamos en este tierra prosiguiendo la misión que nos encomendó hasta que un día lleguemos, también nosotros, a vivir con El y con los hermanos en el cielo que es el horizonte feliz de nuestras vidas que tu nos regalas.
Danos fortaleza para no desfallecer en nuestro camino de fe. Danos entendimiento para comprender cada día mejor lo que esperas de nosotros. Amén.
- Y ahora ¿qué hacer? ¿qué me pide la fiesta?
- Quizás estas reflexiones te ayuden a concretar algo. ¡Adelante!

Ascender: pero no al modo humano de ir
pisando para llegar arriba y ser más que nadie. En este “ascender” Dios sobra, se queda abajo que es su “lugar”. Necesitamos, eso sí, salir de la parálisis, de vivir a ras de tierra, levantar la vista a un horizonte mejor, distinto…. pues El nos acompañará. Ascender, invitación a “ser más”: en fraternidad, solidaridad, justicia, capacidad de escucha y diálogo, cuidado del otro, sobre todo del débil,…. invitación a desarrollar la “creatividad” como adultos, la responsabilidad
Asciende, pero no quiere “adoradores” que se queden “mirando al cielo” y
poniendo velas, inciensos, y a los que gustan los espectáculos, los rayos laser y. mucho rito… huyendo de la realidad, al margen de la realidad,… No quiere tanto adoradores como testigos en medio de la vida… personas que no eluden su responsabilidad en la vida y misión de la Iglesia, personas que no aceptan ni el infantilismo ni el dedicarse a buscar “chivos expiatorios”.
El entender la subida como física es una trampa muy atrayente. Los dirigentes judíos prefirieron un Jesús muerto. Nosotros preferimos un Jesús en el cielo. En ambos casos sería una estratagema para quitarlo de en medio. Es cómodo ese seguir mirando al cielo… y no sentirnos implicados en lo que está pasando a nuestro alrededor
- Por eso necesitamos recibir el Espíritu, su Espíritu…. para aclararnos y no vivir según nuestros esquemas viejos, preconcebidos y así “proseguir su obra”, ser sus testigos… y hacerlo “como él lo hizo”.
- Hoy se hacen “señales nuevas” que celebramos Y en ellas se está haciendo verdad el acontecimiento de la Ascensión:
- en sociedad individualista…se entretejen comunidades fraternas,
acogedoras; cuyo “núcleo” es un banquete con el Hijo
- en sociedades competitivas… son solidarias, comparten sus bienes, su tiempo, su saber,,, aparecen empresas del tercer sector en base a una economía del bien común, un comercio justo..
- en sociedades satisfechas… mantienen un talante crítico… trabajando por otro mundo posible donde todos tengan sitio;
- en una Iglesia en situación crítica, buscan caminos en fidelidad al espíritu y al Evangelio, en fidelidad al Concilio y a la nueva realidad social y antropológica, fieles a la “tradición” que es creatividad
- ….. y muchas de esas señales hoy están por aquí y por allá…. la Buena Noticia de la Ascensión se está realizando…El Señor está atrayendo a sí los dinamismos de la historia; es cuestión de abrir los ojos, y limpiar, ajustar el dial de nuestro corazón que pueda captar esas ondas… y vivir a su ritmo…. la felicidad comenzaría a andar por nuestras calles.

Fuente Unidad Pastoral Portugalete
Círculos de Silencio

Gregorio Uzquiano (Portugalete)

¿Que son los círculos de silencio?
- Últimos miércoles de mes. 19:30h.
- Bilbao, Portugalete, Barakaldo, Galdakao y Durango
Es una acción no violenta en solidaridad con las personas migrantes y refugiadas. Surgieron como un movimiento ciudadano en Toulouse, Francia en 2007, y se han ido extendiendo en distintos países y ciudades para:
- Denunciar las políticas migratorias y la vulneración de los derechos de las personas que migran buscando un futuro de vida mejor
- Tomar conciencia de la realidad de sufrimiento e injusticia que viven estas personas
- Promover una cultura de solidaridad y acogida con las personas migrantes y refugiadas
- Movilizar a la ciudadanía para que se busque una respuesta de justicia y dignidad para todas ellas.
Nos convocamos para pedir políticas justas que:
- Hagan de nuestros pueblos y ciudades, tierra de acogida, donde se garantice la atención a las necesidades básicas -alimentación, vivienda, salud, trabajo, redes…- de las personas migrantes.
- Asignen las partidas necesarias para una adecuada política migratoria en los presupuestos del estado, comunidades autónomas, ayuntamientos….
- Afronten las causas de la migración involuntaria: conflictos armados, expolio de los recursos naturales, pobreza y desigualdad, cambio climático, corrupción… y garanticen el desplazamiento seguro de las personas que deciden salir de sus países de origen, sin poner en riesgo su vida y su dignidad.
- Garanticen los derechos de las personas internas en los CIE y que se proceda a su cierre.
- Rechacen tratados ilegales, inmorales y deshumanizantes que tratan a las personas como si fuesen mercancía, como es el tratado UE –Turquía

Mes | Día | Lugar en Portugalete |
Noviembre | 30 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Diciembre | 28 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Enero 2023 | 25 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Febrero 2023 | 22 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Marzo | 29 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Abril | 26 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Mayo | 31 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Junio | 28 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Julio | 26 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Agosto 2023 | 30 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Septiembre | 27 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Octubre | 25 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Noviembre | 29 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Diciembre 2023 | 27 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Enero 2024 | 31 a las 19.30 horas | C/ Gregorio Uzquiano |
Donativos

Cada vez somos más conscientes de que quienes nos consideramos parte integrante de la comunidad cristiana debemos asumir los gastos que se producen en ella fruto de sus actividades pastorales y de los costes del mantenimiento de los locales y templos.
En la Unidad Pastoral Sestao no conseguimos llegar a la autofinanciación y somos ayudados por otras personas, de otros sitios y comunidades, quienes por la Comunicación Cristiana de Bienes, hacen posible que nosotros podamos prestar todos los servicios y actividades que genera nuestra Unidad Pastoral.
Sin embrago, por la progresiva concienciación y solidaridad en la corresponsabilidad de los gastos pastorales, vamos poco a poco sosteniendo nuestra iglesia con el firme convencimiento que mejoraremos en un futuro próximo nuestra autofinanciación.


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